Jorge Castellanos | Cultura afrocubana: 1 α 1 2 3 4 ω · 2 α 1 2 3 4 ω · 3 α 1 2 3 4 ω · 4 α 1 2 3 4 5 6 ω |
Prólogo de Leví Marrero · Introducción
1. Abolicionismo, anexionismo y reformismo
2. Abolicionismo e independentismo
3. El negro libre: 1886-1912
4. En el camino de la igualdad racial
Siglas, Bibliografía, Indice, Contenido
En el primer tomo de esta obra dejamos al negro cubano en 1844: el momento más trágico de su historia. El terror colonial y esclavista acababa de arribar a su cúspide. Centenares y centenares de inocentes habían sido sacrificados. Miles y miles sufrían en la cárcel y el exilio por el único delito de tener la piel oscura. Despojada de la mayor parte de sus bienes y de su influencia, poco quedaba de la incipiente burguesía «de color».
Los esclavos, derrotados, posponían para mejores tiempos la rebelión contra el sistema que los abatía. El absolutismo de la España imperial parecía indestructible. Y, sin embargo, las clases dominantes sabían que, en el fondo, las contradicciones fundamentales de la sociedad cubana seguían en pie, planteando toda una serie de apremiantes preguntas sobre el futuro inmediato y posterior de la Isla.
En este tomo estudiamos las reacciones de los distintos estratos de la sociedad insular a esa crisis planteada por La Escalera y sus innumerables consecuencias. Concentramos nuestra atención sobre la más básica de las cuestiones que afectaban al negro: el abolicionismo. Y examinamos sus inescapables conexiones con los movimientos políticos estelares de la hora: integrismo, anexionismo, reformismo e independentismo. Por esas vías llegamos al instante que José Martí llamó de «sublime fusión cubana», cuando la gesta mambisa del 68, unida a otras fuerzas coincidentes, hizo posible (mejor sería decir: inevitable) la abolición de la esclavitud.
Seguimos con un recuento de los esfuerzos del negro libre, tanto a fines de la Colonia como a comienzos de la República, por lograr la igualdad jurídica y social de que carecía en la era postesclavista. Analizamos los problemas raciales en el país hasta 1959 (al final se verá por qué no vamos más allá), tratando en cada momento de poner en evidencia cómo estos desarrollos se entretejen con los procesos transculturativos que tenían lugar en Cuba desde los tiempos de Diego Velázquez. Y terminamos por ofrecer un esquemático estimado de la ecuación interracial cubana al final del período que nos ocupa.
De ese modo completamos en este tomo la primera mitad de la obra: el trasfondo histórico de la presencia negra en nuestra patria. El tercer y último volumen estará dedicado a la otra mitad: a la investigación temática de la cultura afrocubana (sobre todo su religión y su lenguaje) y a la precisión de la influencia del negro en la narrativa, la poesía, el teatro, la música, la danza y las artes plásticas de la nación.
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